sábado, 31 de diciembre de 2016
Una reflexión de 2015
Aunque sepas lo que deseas, aunque sepas qué
dirección quieres tomar y qué cosas quieres, qué cosas no, siempre habrá una
excepción. No importan las listas de deseos, los sueños de perfección ni los
anhelos, al final, querrás aquello, querrás tener lo que menos esperabas mirar.
Porque no eres tú quien elige, no son tus dedos escribiendo cualidades en un
papel, no son tus sueños despiertos ni las opiniones que te muestran una u otra
opción; tú no eres quien toma esa decisión. Y cuando ves que quieres tener la
pieza que no encaja, cuando sientes que te duele soltarla, cuando crees que lo
menos importante es el puzzle que eres tú y olvidas la perfección, piensas que
sientes amor. Entonces intentas abandonarla, tratas de escoger entre los
argumentos y olvidar por mucho que pesen los recuerdos, pero lo que ignoras es
que pesan tanto por su valor. ¿Para quién tienen tanto valor, dirás? No para
ti, que seleccionas y describes, sino para el corazón. Solo en él está lo que
de verdad quieres, lo que quieres más allá de listas y puzzles, de sueños y
similitudes; más allá de las razones y del sentido común, allá… donde descubres
el puro amor.
sábado, 29 de octubre de 2016
Opiniones como espadas
La inmensa mayoría de personas tratan sus opiniones como si fueran espadas, y a los demás como si fueran monstruos. No hay más que ver cualquier intercambio de ideas en un medio cualquiera para entender lo que digo. Alguien muestra su espada, muy orgulloso de ella, y enseguida llega otro bárbaro a hacer que choquen los aceros. Así comienza una contienda violenta, de gritos y golpes que al final se dan con algo más que esas hojas metálicas.
También hay quienes balancean sus espadas de un lado a otro, cortando el aire, haciendo movimientos que creen controlados. Pero no son conscientes de que en el fondo son armas, y que si alguien pasa cerca, puede acabar herido, incluso donde el espadachín piensa que no le podrían herir. Por que sí, las opiniones son armas, o al menos hoy en día se pretende que tengan esa función.
A mí me gusta considerarme un caballero, yo muestro brevemente mi opinión, y enseguida guardo mi espada. Porque estoy seguro de ella, y la conozco tan bien que no necesito zarandearla de un lado a otro para que todos la admiren, ni siento la necesidad de imponerme a nadie en un duelo que no sirve para nada. Y si resulta que, de algún modo, mi opinión es errónea, regreso a la herrería y afilo más mi arma. Pero nunca sin herir ni tratar a los demás como monstruos. Porque no lo somos, ¿o sí?
También hay quienes balancean sus espadas de un lado a otro, cortando el aire, haciendo movimientos que creen controlados. Pero no son conscientes de que en el fondo son armas, y que si alguien pasa cerca, puede acabar herido, incluso donde el espadachín piensa que no le podrían herir. Por que sí, las opiniones son armas, o al menos hoy en día se pretende que tengan esa función.
A mí me gusta considerarme un caballero, yo muestro brevemente mi opinión, y enseguida guardo mi espada. Porque estoy seguro de ella, y la conozco tan bien que no necesito zarandearla de un lado a otro para que todos la admiren, ni siento la necesidad de imponerme a nadie en un duelo que no sirve para nada. Y si resulta que, de algún modo, mi opinión es errónea, regreso a la herrería y afilo más mi arma. Pero nunca sin herir ni tratar a los demás como monstruos. Porque no lo somos, ¿o sí?
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Traducción y análisis "The sound of silence"
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Cuando hablamos de los inicios es importante tener en cuenta el contexto histórico del escritor. En el caso que nos ocupa es una época d...