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jueves, 16 de julio de 2020

Así lo escribiría yo - Describir personajes



Escritores: seres humanos que tras escribir uno o quizá dos libros, se dedican también a escribir artículos diciendo cómo deben hacerse las cosas. Nunca olvidan largas introducciones de relleno en las que suelen dejar caer algo sobre sus propios trabajos. Supongo que no soy un escritor, porque intento no hacer eso.

La primera vez que describí un personaje importante lo hice con una parrafada, tal cual. Describí su aspecto físico y el por qué de algunas de sus características (delgado porque le gustaba correr, pálido porque solía cubrirse todo el cuerpo...). También describí su personalidad y lo enlacé con lo que estaba sucediendo en aquel momento. ¡Todo esto ocupó unas 395 palabras! Un "rápido" ejemplo:

María entró en la oficina del paro y vio a un hombre sentado frente a la puerta que acababa de abrir con una mano pequeña cuyas uñas había pintado ayer a las 21:43 de la noche con un nuevo color carmesí comprado en la tienda más cercana a recomendación de su peluquera. Pero el nombre de aquel hombre era Paco (¿cómo demonios sabía esto María?) y parecía mayor que ella. Su mirada estaba perdida en las baldosas azuladas que alguien había limpiado hacía poco y aún despedían cierto aroma a lejía. Paco llevaba una camisa de botones azul, aunque los dos más altos estaban desabrochados, dejando ver una pelambrera negra como un mar de chapapote estorbado por algunos trazos de blancura. Negros eran también sus cabellos, al igual que la perilla y las pestañas que en aquellos momentos ocultaban el marrón de sus ojos cansados. Vestía además unos pantalones vaqueros del mismo color que la camisa, pero más oscuros, y unos mocasines marrones. María pudo ver sus calcetines blancos, pues al estar Paco sentado y encorvado, con los robustos brazos apoyados sobre las rodillas, subían sus perneras. Bla, bla, bla. María lleva ya diez minutos observando a Paco desde la puerta de la oficina del paro. Esta es una sensación que prefiero evitar.

Sin percatarme de ello al principio, me sentí muy cansado cuando describí a aquel primer personaje de esta manera. Lo supe cuando llegó otro personaje importante y, con ello, su descripción. "Yo no voy a describir a cada personaje de esta manera", me dije; y eso hice. A partir de entonces, comencé a utilizar una descripción más breve, añadiendo después algunos detalles mediante acciones o reacciones del personaje. Se puede decir que Fernando es tímido sin decir "era tímido" si lo mostramos bajar los ojos ante la mirada coqueta de Manolo, por ejemplo. Bueno, como todavía hay espacio para escribir un poco más, voy a intentar reproducir la situación de antes con una descripción más activa, a ver si sirve de ejemplo.

María entró por la mañana en la oficina del paro y vio a un hombre sentado y con la cabeza agachada. Cerró la puerta y buscó donde sentarse, devolviendo los ojos a aquel sujeto después. Los cabellos eran negros y el cuerpo robusto. Vestía una camisa azul claro de botones y los pantalones eran de un tono más oscuro, los zapatos eran marrones. María dejó de observarlo y se miró las uñas, comprobando que no habían perdido su tono carmín. No sabía si era por el olor a lejía que flotaba en aquella sala, pero no le gustó la visión de aquel hombre y decidió evitarlo. 

Y ya está. Con la mitad de palabras, he dicho incluso más que en la descripción anterior, creo yo. Al menos, María no se pegó diez minutos observando a Paco desde la puerta, y hay espacio para que ocurran más cosas. Por supuesto, esta es la manera de describir que me gustaría usar más a menudo, no la que uso siempre. Confieso que la última vez que describí a un personaje que me entusiasmaba, solté la parrafada del siglo. ¡Pero qué le voy a hacer! Me esfuerzo en agradarme a mí mismo más que a ninguna otra persona, y ese personaje era (y sigue siendo) alguien especial.

También me gusta tener en cuenta que no me parece necesario decirlo todo de un personaje desde el principio. Al igual que nosotros no conocemos a los demás (ni a nosotros mismos) desde el comienzo, sino que lo vamos haciendo con el tiempo y las cosas que pasan, así pienso que deberíamos presentar también a los personajes. Y si alguna vez pienso que estoy omitiendo detalles importantes, recuerdo que Tolkien jamás habló del color del pelo de Legolas. Sí, sí, el elfo rubio que vimos hacer tantas cosas en las películas; pero, ¿quién dijo que era rubio? A lo mejor tenía el pelo azul.

Para terminar, la longitud de mis descripciones suele ir de la mano de la importancia que yo le doy al personaje... aunque no podemos decidir quiénes importarán más a los lectores. Pero, ¿importa en verdad eso? Depende de para quién escribamos. Por eso pienso que es bueno encontrar un equilibrio. ¡Igualdad de descripciones para todos!

Así que al final, las descripciones serán como a cada escritor o escritora les parezca. Esta es solo la manera que yo tengo de describir a los personajes, pues no soy quien para dictar cómo deberían hacerlo todos.

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