La inmensa mayoría de personas tratan sus opiniones como si fueran espadas, y a los demás como si fueran monstruos. No hay más que ver cualquier intercambio de ideas en un medio cualquiera para entender lo que digo. Alguien muestra su espada, muy orgulloso de ella, y enseguida llega otro bárbaro a hacer que choquen los aceros. Así comienza una contienda violenta, de gritos y golpes que al final se dan con algo más que esas hojas metálicas.
También hay quienes balancean sus espadas de un lado a otro, cortando el aire, haciendo movimientos que creen controlados. Pero no son conscientes de que en el fondo son armas, y que si alguien pasa cerca, puede acabar herido, incluso donde el espadachín piensa que no le podrían herir. Por que sí, las opiniones son armas, o al menos hoy en día se pretende que tengan esa función.
A mí me gusta considerarme un caballero, yo muestro brevemente mi opinión, y enseguida guardo mi espada. Porque estoy seguro de ella, y la conozco tan bien que no necesito zarandearla de un lado a otro para que todos la admiren, ni siento la necesidad de imponerme a nadie en un duelo que no sirve para nada. Y si resulta que, de algún modo, mi opinión es errónea, regreso a la herrería y afilo más mi arma. Pero nunca sin herir ni tratar a los demás como monstruos. Porque no lo somos, ¿o sí?
sábado, 29 de octubre de 2016
lunes, 19 de mayo de 2014
El autómata
Hubo un tiempo en que existía un autómata, un
autómata distinto a los demás. No lo era porque destacara, o porque tuviera
alguna habilidad, sino porque se expresaba, porque su rostro no era una placa
tallada, en oro, en bronce o en plata. Podía mostrarse triste o alegre, podía
silbar, podía llorar, podía hacer muecas o enfriarse en la seriedad. Mas no era
su don algo que tuviera valor. En su mundo de autómatas reinaban las caras que
ocultaban, no las que mostraban. En su mundo de autómatas las cosas como él no
se podían entender, infundían temor, desconcierto, una nube de prejuicios
envenenada en la incomprensión. Pero él no entendía por qué, por qué aquello
tenía que suceder.
Su coraza, además, no brillaba. No tenía joyas
engarzadas ni un diseño de última gala. Portaba, entonces, una apariencia de
escaso valor. Y gracias a ella andaba con discreción, observaba, pero no
llamaba la atención pues todas las miradas le sobrevolaban, ignorantes del
tesoro que guardaba en su interior. Allá donde otros poseían cadenas de
engranajes que bullían en la negrura del aceite, él blandía un corazón. Era un
motor distinto, frágil pero repleto de un confortable calor, impredecible, pues
era guiado por el sentir del amor, del honor, del respeto y de la comprensión.
Pero sentir no estaba programado en los
autómatas de serie, eran rostros de única expresión e intereses prediseñados.
Por eso aquel autómata se sentía desubicado, sentía su corazón como una carga y
sus sentimientos como una maldición. Así pues los llevó de un lado a otro a través del
tiempo, y forjó recuerdos, los arrastró por calles empedradas de vacías miradas
pero no halló jamás la luz, el calor que tanto anhelaba.
Caminó de norte a sur, fue desde el este hasta
el oeste, pero nunca regresó, nunca pudo ser la marioneta inánime que fue una
vez, el autómata inconsciente que no cargaba un corazón. Y con tal anhelo se
perdió, se adentró en parajes ocultos por nieblas heladas de llanto, a través
de árboles sin expresión, fríos, sin un lugar donde ir, solo el deseo de dormir.
Y a ellos los envidió.
Nunca regresó de aquellos bosques donde se
abrigó con la soledad, aquella prenda forzada que al final de todo aceptó. No
volvió a andar entre los autómatas, nadie volvió a ver su expresión, su
existencia, su vida oxidada, condenada por la espera de una luz que jamás
abrazó.
miércoles, 13 de marzo de 2013
El observador
Como un
árbol solitario en la cima de una loma,
viendo
cientos de criaturas pasar.
Como una
torre de piedra atravesada por los vientos,
alzada en
medio de una ciudad.
No sabe
menos el que no quiere hablar,
no es
insensible el que tarda en actuar.
De espaldas
al mundo se puede observar,
no hay por
qué moverse para escuchar.
El más
sabio no es el que más opiniones da,
ni el que
sabe lo que dice por algo vivido.
Tampoco lo
es ningún ser sin eternidad
pues
aprender es un camino más longevo que un mortal.
Sin embargo
se acerca aquel que reconoce
que aún le
falta por ver, que aún queda por comprender.
Porque
nunca la noche estuvo antes que el día
ni el día
fue siempre primero que la noche.
Un saco
viejo puede estar lleno de oro,
una trampa
mortal puede estar engarzada en joyas.
Nunca
hallará la senda quien siempre pisa en el mismo sitio,
no cambiará
el camino para el que siempre a la derecha va.
Pero él
conoce dónde pisar, aunque nadie lo ve andar.
Él sabe
dónde buscar, aun con los ojos cerrados.
De cáscaras
grises nacen los cisnes,
pero si
vuela y aún es gris, no es más cisne que un ávido buitre.
Las sombras
pasajeras nunca son oscuridad,
si hay más
luz en los desiertos será porque elige la soledad.
No espera
ser comprendido, pero espera comprender.
No
abandonará el silencio, si no tiene qué decir.
Tampoco
buscará sombra ajena, pues ya es oscura la suya.
Profundas
son sus raíces, irrompible su piedra,
mas poco
tardará en marchar, lejos de quien no le convenga.
Aquel que
sabe observar, comprende las diferencias.
domingo, 16 de diciembre de 2012
Por parajes sin fin camino...
Por parajes
sin fin camino
dejando
detrás mis sueños,
la misma
visión se repite;
cada paso es
un retroceso.
Camino en
pos de mi sombra,
oscura
precede el sendero,
anhelo
andar con libertad,
mas cargando
temor no puedo.
¿Es miedo
lo que aguarda entre aquellos árboles,
o es miedo
lo que anega mi corazón?
Ojos horribles
que sin descanso acosan,
mis pies
fatigados no se detendrán,
pues qué es
miedo es una pregunta
cuya
respuesta no quiero afrontar.
¿Qué queda
entonces sino escapar?
¿Qué, si no
es este andar sin fin?
¿Dónde está
el cielo de estrellas,
brillante
reflejo de la mar?
Brazos de
muerte cubren mi techo,
ramas
torcidas de árboles huecos.
la niebla
de gris tiñe el camino,
mi aliento
se hiela presa del frío.
Retorno
imposible a horas pasadas
desazón me
produce vuestro recuerdo,
no más
agudo que el desespero
de seguir
andando este horror sin fin.
¿Dónde
estará la salida,
dónde el
término de lo eterno?
¿Dónde
acabará este bosque perpetuo
nido de
monstruos de soledad?
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Inspirado por una canción de un videojuego de mi infancia:
miércoles, 6 de junio de 2012
Todo un mundo dejado atrás
Solo el
vacío atrae hoy mis ojos,y mientras mi mente guarda silencio no aparto la vista
de él.No hay nada frente a mí al igual que en mi interior,solo siento lo que
miro y solo escucho a los muertos de mis sentidos.
Quizá
renazcan mañana aunque siento que no quiero volver a despertar,quizá me obliguen
a seguir una senda que no deseo,quizá termine llegando al final de un camino.
El mal
sendero de mi vida debe acabar,el bosque que lo rodea arder y el cielo que lo
cubre romperse.Seguir así es seguir perdido,nublado en fantasías de irreal
consuelo que siempre dejan ver la realidad para que no me atreva a dejarlas…quizá
eso es lo que está bien.
Me da miedo
abandonar mis reinos,pero no deseo seguir atrapado en ellos.Me contradigo de
tal forma que avanzo mientras tiemblo,que digo sí mientras grito no,que acepto
cosas que no deseo.Pero es lo que debo.Deber no es más que atarse,y en esta
vida no hay más que hacerlo,tomar las cuerdas y rodear mis piernas,condenar mis
pasos a ser guiado…
Jamás
volveré a ir por donde quiera ni podré seguir viviendo en mis reinos.No volveré
a ver mis monstruos ni librar mil batallas.No habrá más cielo por el que volar
ni dulces camas en las que soñar…
Terminaré
este cuento para empezar mi testamento.
lunes, 28 de mayo de 2012
La primera entrada...
Siempre me había parecido estúpido esto de los blogs y no es que haya cambiado de parecer,pero a veces pienso tales cosas que lamento dejarlas dentro de mi cabeza,u olvidarlas.No me voy a patrocinar desesperadamente por cualquier lugar porque no me interesa,solo quiero que pocas personas sepan lo que pienso y puedan opinar acerca de ello y conocer un poco más cómo soy por dentro.Tengo pocos amigos,y la verdad es que me gusta así porque no soy muy sociable,aunque a veces hecho de menos poder llevarme con alguna persona más.Sin embargo es con muy pocas con las que llego a congeniar,no sé por qué,quizá soy demasiado exigente con la gente o doy malas vibraciones,o llego aburrir...ya que conversar no se me da muy bien,sobre todo en persona.
En fin,como cualquier persona tengo mis virtudes y defectos,pero no creo que ser como cualquiera.No me van las modas ni salir de fiesta,no tomo drogas,ni alcohol,ni fumo...ni siquiera bebo café jajaja ... Creo que cualquier cosa que altere mi estado mental es un insulto a mí mismo,ya que solo yo controlo lo que pienso...no me gusta que algo lo tuerza y mucho menos que me digan qué tengo que pensar.Lamentablemente muchas mentes de hoy en día sí amoldan sus ideas a lo que pasa en el exterior,triste.
Y no voy a extenderme más por ahora porque esto es solo una pequeña introducción y no tengo ganas de continuar escribiendo esto ahora mismo.Quizá vuelva a hacerlo pronto y comience a hacer pública esta cosa.
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Traducción y análisis "The sound of silence"
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